miércoles, 25 de abril de 2012

Entierro prematuro

¡Oh! La lujuria, que es si no el mas antiguo y humano de los pecados, y el más cometido durante la historia del globo en el que habitamos.¡Oh! La avaricia, que vive dentro de cada ente habitante de esta planeta, rebozando en algunos, asomándose en otros.¡Oh! el orgullo, que crece con nuestros triunfos pero empequeñece el alma del orgulloso, devorándolo y tornándolo en un engendro que no debería ser llamado"Humano". Estos tres pecados son las características principales de los hermanos Le Fay, denominados por muchos como "Los tres de Satanás", o "El trío de Belcebub". Sus nombres, por seguridad de mi vida, no diré, ya que la misma mención de ellos es pecado mortal. Durante su vida de vicio asesinaron a miles de almas inocentes que quiera dios lleguen a su templo; pero un día se los encontro en una cantina, rodeados por un charco de sangre ajena, muertos.
No tuvieron funeral alguno, nadie derramo lágrimas, nadie lamentó su muerte, nadie rezó en ningún idioma conocido por el hombre. Pues ése era día de felicidad y regocijo, día que los trovadores cantaran por los siglos de los siglos.
Semanas despues, un grupo de bandidos violó la tumba de los Le Fay, buscando riquezas en las que los difuntos tengan poder alguno. Pero la escena que vieron luego horrorizó el alma de los horrores, destruyó el alma de los destructores y perturbó el alma de los perturbadores. Abrieron los tres ataúdes para encontrar cuerpos en posiciones de angustia con cara de pánico, que murieron intentando escapar. Ellos habían entrado en un coma alcoholico luego de una pelea, pero al despertar se encontraron con el hacho de que habían sido enterrados bajo toneladas de tierra enviada por el señor para devolver todos sus pecados. Intentaron escapar rasguñando la tapa del ataúd de madera, sin triunfar, sus uñas se separaron de sus dedos, dejando la carne de sus pecaminosas manos expuesta, cada uno levantaba un dedo distinto, el único que tenía uña aderida a la piel, intentando rasguñar la impenetrable tabla de madera. Murieron de asfixia al tercer minuto de su entierro.
¡Oh! La lujuria, ¡Oh! La Avaricia, ¡Oh! El Orgullo, pecados que definen a los hermanos Le Fay, disculpen, que definían a los hermanos Le Fay

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