Una imagen tan provocadora como la anterior solo puede hacer pensar a uno. Pensar en nuestro estado como consumidores, que parece definirnos mejor que nuestro estado como humanos, por lo menos para algunas companías. Como si nuestro grupo social, nuestro grupo de amigos, o gente de nuestra edad fuese no mas que un target para los publicistas.
Como consumidores, tenemos que saber cuando termina el consumo y empieza el consumismo. Hay promover el consumo responsable, y no debemos ser esclavos de lo que consumimos. Pues, al fin y al cabo, somos nosotros los que tienen el poder a la hora de elegir nuestros productos, no las companías.